Desde la irrupción de Alexia en la casa, Fernando no es el mismo. Su relación con sus hijos y con Ana se ha enfriado. Alexia, por su parte, aprovecha su nueva posición para humillar a la niñera con decisiones autoritarias y para hacer realidad algunos de sus más preciados deseos.
Bruno y Manuela también son víctimas de la situación. La cocinera, inquieta por el futuro de su compañero, implica en sus preocupaciones a su sobrino Fonty. El mayordomo, por su parte, asume nuevas responsabilidades con Sharon, pero sus buenas intenciones le darán más problemas que satisfacciones.
Fonty sigue siendo el mejor amigo de Andrea. En la joven está surgiendo un sentimiento que hace renacer sus ilusiones, pero Fonty interpreta la actitud de Andrea de manera totalmente errónea. A instancias de Nando, el chico toma una dolorosa decisión.
Los pequeños viven inmersos en el problema de Lucía, y tratan por todos los medios de ocultárselo a los mayores. Para eliminar los efectos de la supuesta maldición, recurren a las amigas de Amalia. Al poner en práctica los consejos de éstas, los niños provocarán situaciones que desencadenarán nuevos e importantes acontecimientos dentro de la casa.
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