Una mujer, dotada de un gran instinto asesino y familiarizada con la tecnología más sofisticada, parece ser la responsable de los crímenes de Cheryl Miller, el juez Daniel McHenry y el congresista Philip Devane.
Una informante anónima ofrece a los CSI una nueva pista sobre la sospechosa. Los investigadores acuden al lugar indicado en la llamada telefónica, donde descubren una colección de disfraces y un cuerpo masacrado con un cuchillo clavado en la cabeza. Tras el macabro hallazgo, Mac sospecha que la informante anónima y la asesina son la misma persona.
De regreso al laboratorio, la autopsia revela que la víctima muestra claros signos de tortura, como llagas, deshidratación y marcas de forcejeo. Al ver que el rostro ha sido objeto de distintas intervenciones quirúrgicas, Danny realiza una reconstrucción facial y descubre que la fallecida es Katie Mann, una mujer que desapareció hace seis semanas.
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