Calleigh se adentra en una casa en llamas para salvar a un chico llamado Patrick Dawson. A pesar de que logra sacarlo, sus pulmones se encuentran tan maltrechos que el pequeño muere antes de llegar al hospital.
Ryan examina su cuerpo y descubre quemaduras en sus manos, lo que le hace pensar que fue él quien provocó el incendio. El forense trata de buscar pruebas que corroboren su teoría y las encuentra al analizar una sustancia química que hay en las manos del chico y en el punto donde se originó el fuego.
Calleigh descubre un segundo foco de origen. La forense tiene un ataque de pánico cuando ve la figura de Patrick a su lado. Finalmente, los investigadores interrogan a Stephanie, una vecina que siempre se estaba quejando de que los albañiles que estaban reformando la casa de los Dawson empezaban a trabajar demasiado temprano y estaba harta del ruido que hacían.
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