Anna Serra diseña el plan de fuga con el que espera liberar a su marido. Es consciente de que, para huir de la Torre, tendrá que entrar en la depuradora y acceder así a los antiguos conductos de ventilación de la cárcel. Para evitar los controles y las cámaras de seguridad que siguen de cerca sus movimientos, cambia los turnos de trabajo.
Integrada por completo en el equipo de funcionarios del centro penitenciario de máxima seguridad, la joven logra ganarse la confianza de Reverte. Sin embargo, sus extrañas e intempestivas salidas de madrugada suscitan las suspicacias de Marla, su compañera de habitación.
Entretanto, Anna aborda un complejo cometido: convencer a la doctora Romero, la psicóloga del penal, de que su atrevido plan de huida es factible.
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