Charlie tiene que decidir si prefiere quedarse con Lydia, su novia, o con Berta, su criada, porque no se llevan bien entre ellas. Berta opina que Charlie es un obseso sexual, incapaz de corregirse.
Por su parte, Alan quiere vender el ático en el que vive su ex mujer, pero ella siempre consigue seducirle y él se rinde a sus encantos. Ambos hermanos deciden asistir a terapia para adictos al sexo.
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