Una imagen escondida en la incinerada iglesia pone a Martin y Rust en la pista de Joel Theriot, un predicador de una congregación religiosa móvil. Todos los miembros de esta comunidad afirman que habían visto por última vez a Dora Lang con un hombre muy alto con cicatrices en la cara, aunque antes de buscar a este nuevo sospechoso, Rust quiere primero descartar a uno de los fieles de Theriot, quien tiene antecedentes de acoso sexual.
En el plano personal, Maggie prepara una cita a ciegas a Rust; aunque el investigador tiene otras cosas en la cabeza: su obsesión en demostrar que el caso que investigan no es un hecho aislado. Una búsqueda en el archivo le abre los ojos a un antiguo caso que podría estar relacionado con el que les ocupa.
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