Antes de morir, un anciano ex árbitro de boxeo exige hablar con la Policía para contarles que en 1976 se dejó comprar en el combate en el que falleció el púgil Jerry Stone como consecuencia de una conmoción cerebral causada por los múltiples golpes recibidos.
Partiendo de este dato, Lilly Rush vuelve a investigar el caso que en su día se cerró por carecer de datos que les permitieran creer que no fue una muerte accidental.
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