Crews y Reese investigan el asesinato de un hombre cuyo cuerpo ha aparecido atado a una silla en el fondo de una piscina, con marcas de golpes. Al principio, los agentes creen que podría tratarse del ataque de una banda callejera, pero poco a poco las pistas les conducen hasta un grupo que organiza fiestas clandestinas.
Paralelamente, el padre de Reese se pone en contacto con Ted para averiguar lo que Crews sabe de él. El detective, por su parte, pide a su ex mujer que hable con Rachel, la única superviviente de la familia de cuyo asesinato fue acusado.
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