Los mejores depredadores de nuestro planeta no siempre consiguen su objetivo. A veces la presa se defiende y consigue dar la vuelta a la situación. Un enorme cocodrilo del Nilo aprende por las malas a no meterse con los hipopótamos, y un león, el rey de la selva, paga caro haber molestado a un búfalo. Un tiburón es rechazado por un pulpo gigante, y una gacela da una dura lección a un guepardo. Otros animales se las arreglan para beneficiarse de las armas de sus depredadores: un valiente cangrejo se arma con anémonas, y en Madagascar, los lemures usan ciempiés tóxicos para repeler a los insectos e incluso para drogarse.
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