La UNESCO ha protegido once prisiones históricas de Australia catalogándolos como Patrimonio de la Humanidad, porque representan el nacimiento de esta joven nación. Los británicos levantaron allí una colonia con la sangre, el sudor y las lágrimas de los prisioneros. Los presos nunca regresaron a la lejana Europa con sus familias, ni siquiera después de haber cumplido su condena trabajando. Es una historia que no deberíamos olvidar jamás.
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