Flanders gana un concurso y Homer le pregunta cuál es el secreto de su buena fortuna. Ned le revela que su secreto es ser buena persona, trabajador y honesto, y que rezar de vez en cuando también ayuda.
Homer se lo toma al pie de la letra, así que emplea una plegaria para encontrar el mando de la televisión y lo encuentra. Desde ese momento, se da cuenta de que puede conseguir cosas si reza por ellas. Entonces, Homer le pide a Dios que le obsequie con una nueva casa. Por ello, cuando se lastima al salir de la iglesia, interpone una demanda por daños y perjuicios y recibe como compensación la iglesia, que reconvierte en un palacio de fiestas. Los practicantes son desahuciados, y el Reverendo Lovejoy y su mujer deciden abandonar Springfield, pero terminan quedándose a vivir en casa de Flanders.
Marge pregunta a Homer si no siente miedo de provocar la cólera de Dios. Al poco tiempo, unas intensas lluvias provocan que Springfield se inunde y una muchedumbre persigue a Homer. Por suerte para él, el Reverendo Lovejoy pide al pueblo su perdón.
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