Ronnie Temple es estrangulado junto a la piscina durante un eclipse solar en el hotel en el que se alojaba. Natalia empieza a investigar y rápidamente encuentra a un sospechoso: Mario Montero. Lo que más sorprende a la forense es que su ADN contiene hormonas de lobo. Montero le cuenta que Temple le suministraba hormonas y que, cuando llegó para recibir su dosis, lo encontró ya muerto y le robó las drogas y varios objetos personales. Natalia duda de su palabra, pero cuando le pide que le devuelva lo que robó, encuentra una chapa que apunta a uno de los trabajadores del hotel.
Al poco tiempo, el equipo de Horatio recibe el aviso de que hay otra víctima asesinada de la misma manera, y cuando rastrean su ordenador descubren que estuvo chateando con Mario Montero y con Nicholas Pike, el propietario de varias discotecas. Acuden entonces de nuevo a Mario y lo encuentran escondido en un armario, con una herida en el cuello similar a la de las víctimas y aterrorizado tras un supuesto ataque violento, lo que les induce a pensar que se enfrentan a un asesino en serie.
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